Por HERMANN TERTSCH
ABC Sábado, 27.10.18
Nefastos medios occidentales jalean una invasión de EE.UU.
Un grupo de 10.000 personas decide que en el barrio que viven de Madrid o Berlín o París no tienen lo que quieren y lo que merecen, por lo que hacen una «caravana migrante», van a un barrio mejor y lo asaltan. Cogen por sorpresa a los guardas y a la policía, entran en sus tiendas y las saquean y ocupan violentamente sus casas. Después proclaman su derecho a quedarse a cargo de los asaltados. Si esto sucediera hoy al menos algunos medios de comunicación condenarían los hechos como un atentado al orden y la ley y una agresión a la propiedad y a la libertad de los asaltados. Exigirían la expulsión de los asaltantes, el restablecimiento de la ley y la reafirmación de las normas legales de mudanza.
No es así en el caso de la «caravana migrante», llamada también «del hambre», falsariamente, porque está bien organizada y aprovisionada, por grupos de la izquierda hondureña con nexos a la izquierda norteamericana y por tanto con el omnipresente dinero de George Soros. Los medios occidentales defienden sin más el derecho de una multitud de centroamericanos, sean diez mil o cien mil, a invadir EE.UU. Todos justifican y jalean el asalto violento a la frontera, el quebrantamiento de sus leyes, la entrada masiva ilegal, el desprecio a su soberanía y la imposición de su presencia permanente.
La prensa occidental juega papeles inauditos hoy en día en muchos rincones. En España ayuda y alimenta un golpe de Estado contra la legalidad. En Alemania aplasta y lincha a todo aquel que exige seguridad frente a delincuentes inmigrantes. Con la columna que cruza México, aplaude y fomenta una invasión violenta de EEUU. En todas partes exigen los medios tolerancia con el crimen e intolerancia con quienes reclaman la prevalencia de la ley sobre la ideología y los sentimientos manipulados por ellos mismos. La caravana manipuladora no pasará y acabará favoreciendo a Donald Trump. Porque la sociedad de EE.UU. ha demostrado ser ya más libre que otras frente a la insufrible tiranía mediática de la agitación izquierdista. Otras naciones avanzan por esa senda. Es una esperanza y un consuelo.