Por HERMANN TERTSCH
ABC Viernes, 01.03.19
Habrá reacción en España a la permanente agresión de las minorías totalitarias
LOS peores crímenes siempre nacen de la idea delirante de muy pocos, que muchos otros por cobardía e indiferencia dejan convertirse en realidad. Cuando los malos ganan es porque se lo permiten aquellos que habrían podido pararles los pies y no lo hicieron. Esto no solo es aplicable a las grandes tragedias. Sino a la vida cotidiana de las sociedades democráticas desarrolladas en las que las múltiples variedades del rodillo ideológico marxista aplastan, cada vez con mayor agresividad, los derechos civiles de los individuos y destruyen lenta pero implacablemente nuestro sistema de defensa de la libertad. En Castilla y León asistimos a una absoluta aberración con la prohibición de la caza por una intervención grotesca ante la Justicia de uno de esos partidos instrumentales de la red totalitaria que se llama Pacma, del frente animalista. Otros son el feminista, el ecologista radical, el LGTB, toda la política de género y cualquier otra cuestión susceptible de ser utilizada para dividir, intimidar y criminalizar al discrepante. Para imponer pautas de conducta que la población no quiere y rechaza. Y para liquidar aquellas tradiciones, hábitos y fuentes de cultura y de voluntad propia en libertad que mantienen los afectos humanos y así fortalecen a los individuos frente al Estado.
De la caza viven decenas de miles de personas. Y nadie ha llamado aún a los ciudadanos a ponerse en pie para defender sus derechos, sus tradiciones, las actividades económicas, lúdicas, culturales que forman parte de su identidad ante la intolerable agresión de grupos radicales de izquierdistas de las grandes ciudades, que agreden al mundo rural y pretenden imponer criterios ideológicos desde la ignorancia, la prepotencia y el desprecio.
Los partidos tradicionales no reaccionan ante estas minorías agresivas que intentan imponer unos códigos radicales de conducta a toda la sociedad. No reaccionan y además asumen los razonamientos que la izquierda totalitaria fabrica para sus operaciones de voladura de los fundamentos del Estado moderno democrático y sus leyes. Por ejemplo, el hecho de que el PP y Cs defiendan ahora en Andalucía leyes ideológicas tan bárbaras como las de Ideología de Género y Memoria Histórica es triste prueba de ese síndrome de Estocolmo. Secuestrada en la perversión absurda por la que la izquierda gobernante impone leyes y mensaje, la derecha cuando gobierna jamás revierte esas leyes de encumbramiento de la arbitrariedad, normas que destruyen la igualdad, el derecho, la verdad y la libertad. No tienen coraje para abolirlas. Porque han interiorizado el mensaje de la izquierda y temen la reacción del mundo mediático, en su inmensa mayoría pura soldadesca instrumental para esa experimentación social totalitaria.
Desde el izquierdismo de los medios, de los colegios y universidades surgen nuevos mensajes de intolerancia que mutan sus formas en estrategia gramsciana de hegemonía cultural y dominio social. Para eso hay que criminalizar a los cazadores, a la familia tradicional, a los católicos, a los taurinos, a todos los grupos que sean declarados enemigos. Para un control y disciplina que garanticen la plena sumisión de los individuos a la ingeniería social referida. Todo ello es incompatible con la libertad y la verdad. Por eso la caza y los toros, pero también tantas otras manifestaciones culturales y familiares, son ya expresiones de la voluntad de ejercer la libertad frente a esa voluntad de imposición y coacción. Y de luchar contra la mentira que subyace a estas leyes. Solo hay de momento un partido que lucha abierta y militantemente contra este rodillo que es Vox. Su éxito en Andalucía y el que se adivina próximo en la España rural revelan que la reacción contra la permanente tropelía totalitaria ha tardado pero va a llegar. Los demás partidos no podrán ser indiferentes mucho ante este atropello liberticida.
EconomíaPublicacionesLA CAZA Y LA LIBERTAD
marzo 13, 2019