EconomíaPublicacionesEL GUSTO A LA VERDAD

diciembre 14, 20180

Por HERMANN TERTSCH
ABC  Viernes, 14.12.18

Quien se automargine del gran cambio será castigado por la vida

ESTAMOS ya sumidos en nostalgias navideñas. Unos se acuerdan de sus mayores y de su niñez, otros de sucesos como los muertos en Eslovenia en 1991 que a Quim Torra le parecen pocos. Hoy viene al caso por la alborotada política española recordar una frase histórica que nuestros jóvenes políticos no conocerán. Mijail Gorbachov llegó el 7 de octubre de 1989 a Berlín Este a los actos del 40º aniversario de la RDA. Erich Honecker, líder del régimen comunista alemán, había organizado todo como los grandes festejos comunistas desde 1918. Pero Gorbachov sabía que era el final de Honecker. Y de mucho más. La política mundial ya había dado un giro radical. Del discurso del líder soviético solo se recuerda una frase: «Quien llega tarde es castigado por la vida». Honecker caía días después.
En España hay políticos que aun no se han dado cuenta del terremoto prolongado que sacude ya toda la política nacional. Muchos creen que pueden seguir con cálculos políticos de salón, las alternancias de alianzas y los juegos de bisagra cuando lo que necesita España es un amplio frente constitucional, en el que tiene sitio Vox con el PP y Ciudadanos. Juntos pueden cambiar la historia. Podría «castigarles la vida» antes de lo que creen. La izquierda española, sin la mínima resistencia real interna del PSOE, intenta un cambio de régimen en complicidad con todas las fuerzas enemigas de la Constitución. Con ayuda de la derecha apaciguadora han hundido a España a una crisis existencial. Al borde del abismo. Pero la nación reacciona. Comenzó el año pasado bajo el poder de la palabra del Rey Felipe VI. Hoy, ya se plasma en un cambio profundo de premisas políticas sin precedentes desde la dictadura. La crisis económica generó una radicalización del mito izquierdista, un asalto de la estafa sesentayochista alimentada con la revancha guerracivilista para culminar en el frentepopulismo anticonstitucional de este gobierno. Pero esa siniestra operación aceleró la crisis y la reacción nacional que se asomó en Andalucía. Una brisa fresca llena de verdad ha llegado a toda la sociedad. Y ha gustado mucho. El descubrimiento del placer por lo auténtico puede cambiar toda España.
Es normal que los comunistas de Podemos llamen a la violencia callejera como reacción al surgimiento de una fuerza nacional que se niega a acatar la hegemonía de la izquierda. Es lógico que los batallones mediáticos que ejecutan dicha hegemonía en la permanente disciplina social y adoctrinamiento reaccionen con ira y pánico. Comprensible que monten orgías de insulto, difamación, agresión y hasta pogromos contra votantes de esa nueva fuerza. Si los españoles le cogen gusto a combatir en vez de transigir frente a la mentira, al cinismo y el eufemismo, se les hunde el chiringuito de cuarenta años consensuales. Les va todo en ello.
La nueva cúpula del PP parece consciente de esta hora cero de la política española. El ocaso de la supremacía política y cultural de la izquierda está en plena marcha y se han roto ya los dos campos estancos entre derecha e izquierda y separatistas. Ciudadanos cometería el peor y probablemente definitivo error de su breve existencia si se deja intoxicar por la melodía consensual de la izquierda frentepopulista. Si C’s no se alineara por el cambio y el desmantelamiento del régimen mafioso socialista andaluz y por la radical entrada de luz en San Telmo, quedaría fuera del primer paso en esa gran reacción de la nación por la reconquista de la ley y la libertad, de la unidad e igualdad, de la justicia y el sentido común en España. Se trata de poner de moda la verdad en España. Quien se automargine del inmenso cambio posible, será duramente castigado por la vida.

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