EconomíaPublicacionesALEGRÍA Y GRATITUD

diciembre 3, 20170
Por HERMANN TERTSCH
ABC  Domingo, 03.12.17

Hasta mis peores enemigos, los tengo, muchos y fieles, saben que yo no confundo periodismo con relaciones públicas

AYER recibí un premio. Uno de los que a mí me gustan: «Por la libertad de expresión». Me lo concedió HazteOir, una asociación con la que mi vinculación mayor es que compartimos enemigos, también los más feroces e incansables. Y que además no les tenemos miedo. Yo recibí de joven periodista bastantes premios. Todos me anunciaban que más adelante serían más. Se equivocaban. Cada vez fueron más escasos. Según se alejaban mis opiniones de las verdades oficiales. Hay quienes piensan que es porque me iba convirtiendo en peor periodista. Yo no lo creo. No ha dejado de gustarme el reconocimiento. Pero asumo de buen grado su ausencia como el coste de mi actitud hacia la profesión, la política y el poder, la sociedad y hacia mí mismo. Y agradezco especialmente ese raro reconocimiento desde posiciones alejadas del fácil consumo. Hasta mis peores enemigos, los tengo, muchos y fieles, saben que yo no confundo periodismo con relaciones públicas, con formas de hacer amigos o de articular simpatías, amistades e ingresos con publicidad encubierta. Yo creo que en la lucha por la verdad, en especial como periodista, hay que ser buen pagador. Y no engañarse. Quien quiera verdad y libertad y se las tome, tiene que saber y aceptar las condiciones para ello. Que siempre tienen un precio. Que lo tienen en todos los países del mundo. Y que en España es especialmente alto.

Agradecí ayer este premio no solo por el motivo por el que me lo dan, que básicamente es por decir cosas que otros no dicen aunque sepan que son ciertas. Sino también por quién lo da. Comparto algunas ideas con HazteOir, otras supongo que no. Pero admiro siempre cómo defiende HazteOir sus causas y sus principios. Y la lección que dan sus miembros a todos los españoles con su entrega y dedicación y su voluntad de expresarse y convencer en un ambiente injusto y obscenamente manipulador y mentiroso para generar hostilidad hacia ellos. HazteOir no tiene miedo. En dramático contraste con tanta indolencia, indiferencia y cobardía como existe en España, también en medios cristianos que prefieren creer que pueden aplacar a sus enemigos mortales con concesiones y asumiendo parcial o totalmente sus mentiras. Admiro a HazteOir porque es ya una bestia parda para los más poderosos y violentos enemigos del pensamiento libre, del cristianismo en particular y de la libertad en general. Y molesta también a los cómplices, tibios, hipócritas y calculadores. La verdad nos hace libres y el miedo a la verdad nos esclaviza y empequeñece. La defensa de la libertad es costosa, ardua, muchas veces agria y casi siempre ingrata. Pero igual que sabernos hechos a imagen y semejanza de Dios nos ha dado la dignidad y fuerza de espíritu para forjar esta civilización de la compasión y la excelencia, del perdón y el sacrificio, perseguir la verdad nos acerca siempre a Dios. El precio por semejante bendición hay que asumirlo con alegría y gratitud.

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